Durante este día seguimos viajando hacia el norte y nos dedicamos a visitar dos pueblitos preciosos de Normandía: DEAUVILLE y HONFLEUR y también los famosos acantilados de ÉTRETAT.
DEAUVILLE es un pueblo costero lleno de encanto y de glamour. Es un lugar frecuente de veraneo para familias adineradas de Paris y de otros lugares de Francia. Por este motivo, en Deauville se pueden ver cafeterías preciosas, tiendas de lujo, hoteles caros y casas espectaculares. Esta localidad dispone de dos hipódromos. Además, aquí se celebra un famoso festival de cine americano.
En verano se puede disfrutar de una extensa playa de arena fina. En los alrededores está el famoso paseo de madera llamado Les Planches y los baños públicos pompeyanos con nombres de estrellas de cine. Es una paseo de la fama en toda regla y a orillas del mar. Cerca se encuentra el Casino y dos hoteles de lujo preciosos y muy conocidos. Desayunamos en una de sus bonitas cafeterías y dimos un paseo por la playa a pesar de que el día estaba un poquito lluvioso.
Tras pasar parte de la mañana allí nos encaminamos hacia HONFLEUR. Este pueblo es increíblemente bonito. Casas estrechas con fachadas de pizarra concentradas alrededor de un puerto en forma de U que le dan un encanto alucinante a esta localidad. Lleno también de tiendas, restaurantes y turistas que no le restan en absoluto encanto al paisaje. Nos perdimos por las calles adyacentes y acabamos en la plaza de Sainte-Catherine donde se encuentra la original catedral que le da nombre. Paseamos por la Rue des Lingots con sus antiquísimas casa de madera y acabamos tomándonos una cerveza acompañada de las famosas «Moules frites» (mejillones al vapor con patatas fritas). Honfleur es visita obligada si se viaja a Normandía.
Después de comer nos dirigimos a la que sería nuestra última visita del día y donde queríamos presenciar el atardecer: los acantilados de ÉTRETAT. En el pueblecito de Étretat es famosa su playa de guijarros donde, por medio de carteles, te piden que por favor no te los lleves de recuerdo ya que son necesarios para frenar el ímpetu del mar.
Allí encontramos el Acantilado de Aval y el Acantilado de Amont. Nosotros hicimos la pequeña caminata-escalada hacia Aval donde se ve la famosa aguja y la Manneporte. El paisaje es realmente precioso. Nos encantó respirar el olor a mar y a naturaleza desde allí arriba. Volvería a ese lugar una y mil veces.
Nuestro día terminó en LE HAVRE donde se encontraba nuestro alojamiento. Allí nos dimos una vuelta por el paseo y por otros puntos importantes de esta ciudad portuaria como el Espacio Cultural Oscar-Niemeyer (con forma de volcán) o el precioso paseo marítimo con los vestuarios de madera.
DEAUVILLE:
HONFLEUR:
ÉTRETAT:
LE HAVRE:
*Nuestro alojamiento en LE HAVRE fue en el APARTHOTEL ADAGIO ACCESS LE HAVRE LES DOCKS. Nos alojamos una noche.Ya habíamos probado en dos ocasiones esta cadena de alojamientos francesa y nos encanta. Cómodos, limpios y a buen precio.
Además, si se viaja con niños es perfecto. Dispone de una mini cocina (como casi todos los alojamientos que reservamos para este viaje) y así se puede hacer la cena en el apartamento y reponer fuerzas para el día siguiente.
Durante este día no hubo problemas de movilidad con el carro de Sara, a excepción de Étretat, donde la subida para ver los acantilados es muy dificultosa con el carro y tuvimos que llevarla en la mochila portabebés. Y allí, ante un paisaje de ensueño, se tomó ella su biberón…jajaja.
¡FELIZ DÍA!