Durante las pasadas vacaciones de Semana Santa hicimos una escapada al sur de Francia. Nuestro «campamento base» fue en Toulouse y de allí fuimos haciendo excursiones a pueblecitos cercanos que nos dejaron (cuál de todos más) con la boca abierta. Os aseguro que es un viaje que merece mucho la pena y que tenemos ahí, a un tiro de piedra.
La ciudad de TOULOUSE es la cuarta de Francia en cuanto a población se refiere. La atraviesa el río Garona y es conocida como «La ciudad Rosa» debido al color predominante en sus construcciones (de ladrillo caravista).
Nosotros nos alojamos un poquito en las afueras pero en realidad, muy cerca de todo ya que Toulouse no es excesivamente grande y puedes pasear de un sitio a otro sin problemas (aunque también tiene metro por si no sois amantes de los paseos).
El día que llegamos, guía en mano, nos dedicamos a descubrir sus preciosos rincones y a perdernos por sus calles llenas de gente de todo tipo, en especial gente joven ya que Toulouse es un destino universitario frecuente.
Entre las visitas imprescindibles en esta ciudad destacamos: la plaza del Capitolio (con un animado ambiente a cualquier hora), la Basílica de Sant Sernin (patrimonio mundial de la Unesco), Pont Neuf o Puente Nuevo, la Catedral de Sant Etienne, la Iglesia de los Jacobinos, Place Esquirol, Place Wilson, Marché des Carmes (mercado con miles de productos locales muy apetecibles), Place de la Trinité o la Escuela de Bellas Artes. Y las zonas comerciales (que nunca falten) en las calles de Alsacia y Lorena o la calle de Metz.
Para comer o cenar hay mil sitios: cerca del mercado des Carmes, alrededores del Capitolio o parte trasera de la Escuela de Bellas Artes. La ciudad ofrece muchísimos restaurantes y bares con terraza y con un ambiente genial.
Hay un plato típico que nos fuimos sin probar porque nos parecía demasiado pesado pero seguro debía estar buenísimo. Se trata de La Cassoulet, un guiso que contiene alubias y carne. Buena pinta tenía, os lo aseguro. No obstante, nosotros nos conformamos con degustar unos estupendos crepes en la Rue du Taur.
Os dejo unas fotos del día que pasamos pateando las calles de Toulouse y en los siguientes post os hablaré de los preciosos pueblos que visitamos el resto de días. El último día lo pasamos también en Toulouse pero mucho más relajado y viendo tiendecitas. Intentamos ir a la fábrica de Air bus porque nos hacía ilusión ver el avión Concorde pero la cantidad de gente que había allí era tal que cambiamos de planes inmediatamente.
¡FELIZ DÍA!