RUTA POR FRANCIA, DÍA 3: De Nantes a Quimper

Nuevo día en nuestra ruta por la zona oeste de Francia. Y este día venía cargadito de cosas bonitas para ver. Durante esta jornada tuvimos ocasión de visitar muchos pueblos diferentes, cuál de todos más encantador. Nuestra ruta fue así: Rochefort-en-Terre, Auray, Carnac, Pont-Aven, Concarneau y finalmente Quimper desde donde nos acercamos a Pointe du Raz a ver la increíble puesta de sol.
ROCHEFORT-EN-TERRE forma parte de esa conocida lista de «Los pueblos más bellos de Francia» (Le Plus Beaux Villages de France). Se trata de un pueblito muy bien conservado que te transporta 400 años atrás. Está muy cuidado y no se pueden ver ni cables, ni antenas de televisión, ni anuncios, ni casi ningún signo de modernidad. Se trata de un lugar muy turístico que se llena de pintores ansiosos por plasmar en sus lienzos la belleza del lugar.
















Después de recorrer las calles de este genuino pueblito, nos dirigimos hacia AURAY. Es el puerto del estuario de un bonito río. Fue lugar de encuentro de Benjamin Franklin con Luis XVI. Se pueden encontrar preciosas tiendas, sobre todo en la Rue Château.
















Tras la visita a AURAY nos acercamos a CARNAC. Allí se pueden contemplar los famosos «Alineamientos de Carnac». Se trata del monumento prehistórico más grande del mundo, construido durante el Neolítico. Hay varios conjuntos pero el más famoso es el de Le Ménec. Hay visitas guiadas muy interesantes. Tenéis aquí toda la información.






La siguiente parada de este día de ruta fue en PONT-AVEN. Es una pequeña ciudad en el estuario del río Aven. Tiene mucho ambiente turístico. Fue un paisaje que atrajo a numerosos artistas y escritores.
Allí fuimos a comer a un sitio recomendado que no nos defraudó en absoluto. Se llama «Le Grain de Blé». Galettes deliciosas a un precio razonable. Muy recomendable, la verdad.













Después de la magnífica comida en Pont-Aven nos encaminamos a la que sería la última parada del día antes de llegar a Quimper, donde hacíamos noche. La última parada fue en CONCARNEAU. Se trata de un pueblo pesquero famoso por su recinto amurallado. Es una de las imágenes más representativas de esta zona de la Bretaña. Calles empedradas llenas de tiendas y restaurantes te reciben al atravesar las murallas. Sin duda, una parada casi obligada si se recorre esta zona de Francia.



















Una vez acomodados en nuestro alojamiento de Quimper, nos dimos una duchita y nos fuimos a una de las visitas que más me apetecía de este viaje: ver la puesta de sol en POINTE DU RAZ (a una media hora en coche de Quimper, más o menos) Es uno de los grandes puntos turísticos de Francia, y no me extraña. Lo malo es que el coche se debe dejar en un parking y caminar unos tres kilómetros hasta llegar a la punta. Aún así merece mucho la pena. Una experiencia inolvidable. La fotos lo dicen todo.











*En QUIMPER nos alojamos en APPART’HOTEL QUIMPER BRETAGNE. De nuevo una buena experiencia con el alojamiento. Aquí no habíamos pedido cuna para Sara pero la pedimos al llegar y nos la dieron sin problemas. Lo único es que la habitación (también con cocina) era pequeña y la cuna no cabía del todo bien. Eso sí, la cama era gigante así que dormimos los tres en la cama y bien anchos…jajaja. Supongo que tendrán más tamaños de apartamentos así que se podría preguntar. Estaba todo limpísimo y se notaba que el mobiliario y la decoración eran muy nuevos. Muy recomendable este alojamiento. Repetiríamos sin dudarlo.
Durante esta etapa pudimos movernos con el carro de la niña por todas partes. En los pueblos empedrados es algo más incómodo pero aún así, no nos supuso problema alguno.
En el próximo post os enseñaré Quimper y el resto de visitas que hicimos durante ese día que terminó en el bellísimo MONT SAINT-MICHEL.

¡FELIZ DÍA!

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