Amanecimos en nuestro precioso hotel de INTERLAKEN. Ya os conté sobre él en el post anterior: RUTA POR EUROPA, DÍA 4. Se había pasado toda la noche lloviendo y nos daba miedo que el mal tiempo nos estropeara nuestras visitas de ese día. Pero no fue así. El ambiente era húmedo pero el sol se empezaba a asomar tímidamente entre las nubes. Y nosotros celebramos el buen tiempo con un estupendo desayuno que nos ofrecía el hotel.
Después de desayunar como reyes…trastos y maletas al coche y…¡en marcha! Teníamos ganas de explorar la zona de INTERLAKEN y admirar el JUNGFRAU desde otro punto de vista.
INTERLAKEN debe su nombre a su situación geográfica. Esta población está ubicada «entre dos lagos»: el THUN y el BRIENZ. Está situado en pleno centro de SUIZA y muy cerquita de los ALPES. Con todas estas características os podéis imaginar la belleza del lugar. Por muchas fotos que os enseñe y por muchas cosas que os cuente nunca os podréis hacer una idea de lo maravilloso que es este lugar. Solamente visitándolo lo podréis saber.
Esta ciudad es el punto de partida para numerosas actividades que se pueden desarrollar en la zona. Al igual que ocurre en Chamonix (Francia), hay muchos trenes cremallera y funiculares que ascienden a las montañas y nos permiten disfrutar de estos paisajes de postal.
Como ya os conté en RUTA POR EUROPA, DÍA 3, no es recomendable que los niños menores de tres años suban a más de 3000 m de altitud. En la zona de INTERLAKEN una de las actividades estrella es subir al JUNGFRAUROCH TOP OF EUROPE, la estación de tren más elevada de Europa. Se tiene que tomar el tren en la estación Interlaken Ost y hacer transbordo bien en LAUTERBRUNNEN o en GRINDELWALD. Os podéis imaginar las vistas por el camino…
Mucha gente hace la subida por un pueblo y la bajada por el otro. El trayecto dura aproximadamente dos horas y media y se puede visitar todo el año. Eso sí, con unas condiciones meteorológicas adversas puede ser poco recomendable. Hay que mirar muy bien el tiempo que vamos a tener y aún así, puede ser cambiante allí en las alturas. Está a 3.471 metros de altitud. Podéis comprar los billetes o pases AQUÍ.
Nosotros, como íbamos con Sara (un añito recién cumplido) no pudimos hacer esta excursión que es el «plato fuerte» de la zona de INTERLAKEN.
Nos decantamos por otra que nos pareció increíble y que recomendamos a todo el mundo a parte de la del JUNGFRAUROCH.
Fue la de HARDER KULM. A esta montaña se sube por un funicular que tarda escasos 10 minutos. A medida que sube te vas haciendo una idea de la grandiosidad y belleza del paisaje que tendrás oportunidad de divisar desde su cumbre.
En lo alto hay un mirador desde donde se ve el famoso JUNGFRAU y también las montañas EIGER y MÖNCH. Las vistas desde allí arriba quitan el hipo. Se ve claramente INTERLAKEN con un lago a cada lado y un paisaje verde que rodea todo el conjunto. Simplemente maravilloso.
Allí mismo hay un bonito restaurante con aspecto de castillo y un parque infantil para que los niños disfruten mientras nos tomamos un tentempié.
El coste de este funicular fue de 30 francos cada uno pero nos costó 20 por la TARJETA DESCUENTO que nos dieron a llegar al hotel y que incluye transporte gratuito y descuentos en funiculares, trenes cremallera y demás atracciones de la zona. Preguntad por ella en el momento de hacer el check in en el hotel.
Tras terminar nuestra visita a HARDER KULM y bajar de nuevo con el funicular, donde Sara disfrutó de lo lindo, nos dirigimos al supermercado que había justo en frente de INTERLAKEN OST y nos compramos provisiones para hacernos unos bocadillos y cenar esa noche en nuestro alojamiento de ZURICH.
Después de esta parada técnica, nuestra siguiente visita fue a GRINDELWALD. El trayecto en coche desde INTERLAKEN a GRINDEWALD es de los más bonitos que he hecho en mi vida.
Tuvimos la necesidad de parar a mirar y a hacer fotos un montón de veces. Y no era para menos. Montañas verdes, casitas de madera desperdigadas por el paisaje y adornadas con cientos de flores y montañas nevadas allá en lo más alto. Era un paisaje de esos que ves por internet y piensas que las fotos están retocadas…jajaja. Pero no, ese verde era muuuuy verde.
Después de visitar rápidamente el pueblo y de comprar algunos souvenirs, nos pusimos de nuevo en ruta hacia LUCERNA (1 hora de camino aproximadamente). De camino podéis parar en BRIENZ, un bellísimo pueblo con casitas de madera. En esta zona casi todos los pueblos son así.
LUCERNA, situada en la orilla del lago de los Cuatro Cantones, tiene un encanto especial. Está ubicada en un paisaje alpino, muy próxima a los montes Pilatus, Rigi o Stanserhorn, que pueden ser visitados en una excursión desde la ciudad.
La estampa más característica de Lucerna es su puente de madera llamado KAPELLBRÜCKE. Se trata de uno de los puentes de madera más antiguos de Europa (1333). Me pareció maravilloso adornado con flores y con un montón de cisnes paseándose por el río luciendo «palmito» antes los miles de turistas.
Nos adentramos en el Casco histórico de la ciudad que me pareció una auténtica joya. Fachadas adornadas con frescos, fuentes pomposas en las plazas, relojes y campanarios impresionantes e infinidad de tiendas bonitas: bombonerías, tiendas de souvenirs o de relojes. Un placer perderse por las calles de Lucerna sin un rumbo determinado.
Visitas recomendadas en LUCERNA: Iglesia Jesuita, Puente de la Capilla, Torre del Agua, Museo Histórico de Lucerna, monumento al León de Lucerna, el Centro Cultural y de Congresos y la Iglesia de los Franciscanos y deambular sin rumbo fijo por su CASCO HISTÓRICO.
Nos perdimos durante toda la tarde por las calles de Lucerna disfrutando de su belleza, de las tiendas y del ambiente bullicioso de la ciudad. Cuando el cansancio empezó a hacer mella en los tres, recogimos el coche del párking (5€) y nos pusimos rumbo a los alrededores de Zurich, donde dormiríamos esa noche y también la siguiente. En el HOTEL WELCOME INN, en Kloten. Nos gustó un montón este hotel. No tenía el desayuno incluido pero sí un servicio de café las 24h para los clientes alojados. Además el trato fue estupendo y nos sentimos muy cómodos allí. Es un hotel ideal para el turismo de esquí ya que se encuentra muy próximo a las principales estaciones.
Esa noche cenamos algo ligero en el hotel y nos fuimos a descansar con la imagen verde y bucólica de Suiza en nuestras cabecitas. Y eso que al día siguiente nos esperaban paisajes aún más increíbles si cabe.
¡FELIZ DÍA!